A
veces la celebración de año nuevo me parece un poco caótica. No por los
preparativos, si no que empieza aquella época en que empiezan... las
resoluciones. Es algo bueno proponerse cambios para el año siguiente, pero si
cada año uno se plantea metas inalcanzables (este año si que bajo 40 kilos, este
año si que subo el Aconcagua, este año seré más alegre, ahora si que dejo los dulces...) solamente lleva a la frustración de otra vez no lograr la meta.
Creo que es una instancia buena para hacer una retrospectiva de lo que fue el
año, de cerrar ciclos, es decir, aceptar lo ocurrido, lo que no se puede
modificar. No dejar que siga atormentándoos otro año más. Perdonar finalmente
aquello que mordisquea nuestros sueños sin recordar el conflicto con todos sus
detalles. Creo que para nosotros es necesario vivir en "ciclos", me
refiero a tener la oportunidad de empezar de nuevo, de poder decir, ok, hasta
aquí solamente. O aprovechar la situación para mirar atrás y decir creo que
debería pulir este borde que está en un ángulo extraño con el resto de mi ser. ¡O no! Aquí hay un extraño abismo que aun hay que rellenar con algo de paciencia
y comprensión. Quizás nunca fui de los que celebran hasta el amanecer. Digo, en
año nuevo. Soy una persona más bien reflexiva y son fechas que me llaman a la introspección.
He celebrado y lo he pasado bien en año nuevo, pero no es mi costumbre
realmente ya que es difícil reflexionar al ritmo del reggaetón y al son del
perreo.... no pega mucho. Tampoco concuerdo con desear un ¡¡¡Feliz año!!! (pero, debo decir, que finalmente igual lo hago porque es más rápido que, escribir lo que viene a continuacipon, a cada persona) porque todo
año trae cosas felices y cosas tristes (algunos más que otros), pero creo que
tener la capacidad de enfrentar con paz lo difícil es más necesario que ser
feliz. Hablo de esa felicidad de la cual se habla en las teleseries, películas, catálogos
de retails, etc. Es esa felicidad que (supuestamente) obtienes después de
comprarte ¡o si! ese alisador que tanto soñabas y que después cada mañana que
te levantas tarde comienzas a mirar con mayor desprecio esos lindos rulos. Es
la familia feliz que obtienes una vez que compraste la casa (con crédito a 35
años) en el barrio rodeado de naturaleza o cerca de un metro. Te conviertes en
la pareja feliz cuando al fin logras viajar al Caribe all inclusive... Esa
felicidad es tan pasajera y superficial que claro, necesitas de algo material
para mantener el sentimiento de felicidad corriendo y nunca perderlo. No me
gusta desear esa felicidad. La felicidad que les quiero desear, es la felicidad
que permanece sin importar si tienes auto, casa, viajes, amores, dolores, llantos
o amarguras. No digo que vayas a ser feliz viviendo situaciones dolorosas (eso sería algo masoquista...), pero
si puedes estar en paz, si puedes tener la esperanza de que vienen tiempos
mejores, más tranquilos, más agradables, más llevaderos. Y en eso reside la
felicidad profunda, constante, contagiosa.
Les quiero desear esa felicidad para
el año 2014. Que las situaciones difíciles que les toquen vivir no les quite el
suelo bajo sus pies. Que no pierdan el horizonte, que no pierdan la esperanza.
Que no se encierren en su dolor, que aprendan a sentir con el otro y no por eso
hacerse ustedes cargo del problema. Les deseo que crezcan como personas, que
puedan cumplir algunos de sus sueños, que hagan amistades y se reconcilien con
familia y amigos. Que sean lentos de palabras pero rápidos al oír.